Ha sido partiendo del Cocker spaniel inglés que los americanos, hacia la segunda mitad del siglo XIX, comenzaron a "construir" este simpático perro. La selección se condujo en dos direcciones: la fijación de las características de tipicidad - que en esta raza son muy marcadas en la cabeza, en el tronco y, además, en el andar- y la selección de las capas. El perro que se obtuvo como resultado logró un rápido éxito, difundiéndose primeramente por todos los Estados Unidos y después en Europa y en Australia. En la actualidad, el Cocker americano es una raza extendida por muchos países y continúa despertando el interés y la simpatía en las exposiciones caninas. Su alegría, su carácter jovial y juguetón y su aspecto característico y de cierto modo "aristocrático", lo han convertido en un perro casi exclusivamente de lujo y de compañía. A ello ha contribuido de manera determinante, también, la selección llevada a cabo exclusivamente sobre su morfología, en menoscabo de sus notables cualidades venatorias, para satisfacer las exigencias de las personas solas, que tienen necesidad de la compañía de un perro (y en los Estados Unidos de América son aún muy numerosas), más que las de los cazadores.